La importancia de cambiar el sistema de oposición actual por uno de méritos
- jcglezhdez
- 27 jun
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El acceso a la función pública en muchos países, incluido España, sigue sustentado en un sistema tradicional de oposiciones que prioriza fundamentalmente la memorización teórica y la capacidad para superar un examen puntual. Aunque este modelo busca asegurar objetividad e igualdad, cada vez más voces reclaman su revisión y modernización, proponiendo un sistema más equilibrado que valore también los méritos, la experiencia profesional y las competencias reales de los aspirantes.
1. Limitaciones del sistema de oposición tradicional
El modelo actual presenta varias limitaciones:
Desvinculación de la práctica real: se centra en el conocimiento teórico y no en las habilidades necesarias para desempeñar el puesto.
Desigualdad de oportunidades: favorece a quienes pueden dedicar años a preparar exámenes, muchas veces con apoyo económico o academias privadas.
Desaprovechamiento de talento: personas con experiencia laboral relevante quedan fuera por no superar pruebas académicas abstractas.
Estancamiento del sistema público: se tiende a premiar la memorización más que la innovación, la iniciativa o la adaptabilidad.
Rigidez: el proceso es largo, costoso y poco ágil para responder a necesidades urgentes del sistema público.
2. ¿Qué significa un sistema basado en méritos?
Un sistema de acceso por méritos reconoce trayectorias personales, profesionales y académicas, evaluando al candidato por lo que ha hecho, ha aprendido y ha demostrado en la práctica, no solo por un examen.
Incluye criterios como:
Experiencia laboral acreditada en el sector.
Formación complementaria (cursos, especializaciones, idiomas, competencias digitales).
Evaluación de competencias clave (liderazgo, trabajo en equipo, comunicación, resolución de problemas).
Entrevistas técnicas o pruebas prácticas relacionadas con el puesto.
Publicaciones, innovación o participación en proyectos relevantes.
3. Beneficios de un modelo basado en méritos
Profesionalización real del sector público: se seleccionan personas que ya han demostrado su capacidad.
Mayor diversidad de perfiles: se facilita el acceso a personas con talento no académico, como técnicos, profesionales o autodidactas.
Reconocimiento a la experiencia: se valora la trayectoria en la administración o en sectores afines.
Sistema más inclusivo y justo, al reducir la dependencia de recursos para opositar durante años.
Adaptabilidad: permite incorporar perfiles más alineados con los nuevos desafíos de la gestión pública (digitalización, sostenibilidad, atención al ciudadano).
4. Modelos alternativos ya existentes
Algunos países ya han implementado sistemas mixtos o basados en méritos:
Canadá y países nórdicos: aplican procesos de selección más similares a los del sector privado, con entrevistas estructuradas y valoración de competencias.
Reino Unido: utiliza un sistema de puntuación por méritos (merit-based selection), combinado con pruebas objetivas y entrevistas.
Francia y Italia: han introducido elementos de puntuación por experiencia profesional o formación adicional en algunos cuerpos.
En España, ciertos cuerpos docentes y sanitarios ya combinan examen con concurso de méritos, aunque de manera limitada.
5. Retos para la transición
Garantizar la transparencia y objetividad del nuevo sistema, para evitar favoritismos o arbitrariedades.
Formación de tribunales imparciales y técnicamente capacitados.
Cambio cultural: muchos sectores aún ven la oposición como el único método “justo”.
Necesidad de adaptación legal y normativa en muchos ámbitos de la administración pública.